LAS IMÁGENES DE VESTIR DEL SANTUARIO DE LA SANTA CRUZ DEL MONTE SANTO, BAHIA,Y SU DRAMATURGIA SACRA

Resumen

La villa del Monte Santo, fundada en el siglo VXIII por el misionero capuchino Apolonio de Todi, fue transformada en ciudad mística, debido a la gran montaña con su Santuario de la Santa Cruz, sus Pasos, Dolores y reliquias, y sobre todo por su conjunto de imágenes de vestir. Estas últimas fueron responsables en gran parte de la propagación, mantenimiento y consolidación del catolicismo popular en uno de los rincones más áridos del Noreste de Bahía. El conjunto de estas imágenes: Señor de los Pasos, Nuestra Señora de las Penas, Nuestra Señora de la Soledad, San Juan Evangelista y el Cristo Muerto, representa, principalmente, en la Semana Santa, la apoteosis de la fe, además de evocar las reminiscencias de un barroco caboclo lleno de hibridismos y contaminaciones populares. Este conjunto de imágenes se ha vuelto tan importante en la difusión de la fe católica, que la villa, desde hace más de dos siglos, atrae a romeiros de diversas partes de Brasil, siendo las imágenes la “niña de los ojos” de los peregrinos y de la comunidad local. Tal relación hizo que estas obras también despertaran la furia iconoclasta de algunos segmentos de la población local, provocando que dos de ellas fueran casi totalmente arrasadas, en el año 2003. Tal hecho provocó indignación popular e hizo circular materias periodísticas en vehículos de comunicación del país que afirmaban que ellas habían pasado indemnes por la Guerra de Canudos, por los ataques de la Columna Prestes en los años 20, por las correrías de la pandilla de Lampião una década
después, pero no resistirían los conflictos del siglo XXI. Basado en fotografías, documentos de cronistas, cartas y disertaciones, este trabajo intenta analizar las imágenes de vestir del Monte Santo para revelar y divulgar ese patrimonio artístico y religioso que se encuentra cada vez más amenazado, así como olvidado de estudios más profundos, pues éste es un tema imprescindible para recontar la memoria religiosa de los montesantenses, así como de sus romerías que ya
fueron tan importantes para ese pueblo que tiene su historia inscrita en el antiguo proceso de ocupación del suelo brasileño.